martes, 7 de octubre de 2008

Cuento

DÍA RARO


Aquél día empezó raro. Jamás una mañana de concierto había estado tan oscura.
Me desperté en el hotel y fui a dasayunarme. ¡Qué lástima! Nada me apetecía. Volví a mi habitación e intenté hablar con Juancito, mi productor. Sin efecto, su teléfono móvil estaba desconectado. Me quedé un poco preocupada, ya que él siempre está conmigo, por todo el día, cuando hay show.
Las horas pasaban y el momento del concierto se acercaba. Al momento de arreglarme, mi peluquero aún no había llegado. Lo llamé por teléfono y me dijo que su avión estaba retrasado y sólo llegaría al día siguiente. Sin oír más explicaciones, me quedé nerviosa y pedí ayuda a la peluquera del hotel. Muy lista, ella fue a mi habitación pero el resultado no me agradó. Mi pelo más parecía un cepillo. Me pregunté: “Madre mía, ¿por qué todo me está saliendo mal?”
Intenté, más una vez, llamar por teléfono a Juancito, pero pienso que sólo para quedarme más nerviosa. Entonces, intenté calmarme hablando con Matteo. Él no fue conmigo a ese concierto, pues estaba grabeando su película de más éxito. Dijo a mí que no podía hablar en aquel instante y me llamaría más tarde. Colgué el teléfono y pensé: “Sí, más tarde, cuando esté arriba del escenario.” Realmente, algo estaba mal.
Sin querer más esperar, pedí un taxi y fui hasta el sitio donde sería el show. Llegando allá, el guardia no me dejó entrar. Él no me reconoció y me dijo que no era Carmen Navarro, pues ella no tenía el pelo tan mal tratado. Respiré a fondo, conté hasta tres y fui a intentar de otra manera. Avisté una puerta en los fondos del lugar, miré para los lados y no vi a nadie, entonces resolví entrar.
Luego me encontré con Juancito, que casi no me reconoció también. Antes de cualquier cosa, empecé a insultarlo, pues me había olvidado en un día de show. Juancito, sin entender muy bien, pedió mejores explicaciones. Yo le conté todo que me pasó aquel día. Él empezó a reír y mi rabia sólo crecía. Hasta que él resolvió decirme que aquél no era el día del concierto. El show era al día siguiente. Dijo aún que yo debía estar confusa debido al huso horario. Después de oír aquello, no sabía si reía o si lloraba y todo empezó a tener razón, como el hecho de que mi peluquero solo llegara al día siguiente y el telefonazo de Matteo más tarde.
Hoy, creo que ese fue un día gracioso pero, para mí, que viví aquellos momentos, puedo decir fue también un día raro.

4 comentarios:

Pamela dijo...

Hay días que todo va de mal en peor. Es la famosa ley de Murphy.
Mi cuento también habla sobre esto pero no está todavía publicado en mi blog.

Isabel Martins dijo...

Gracias por la fuerza Pamela.

Elzimar dijo...

Siempre he pensado que las cantantes tuvieran siempre días especiales, que no tuviean problemas, pues siempre están rodeadas de agentes, mayordomos, camareros, empleados...
Bueno, por lo menos ahora sé que eres gente de carne y hueso. Bueno, yo, desde el cielo, siempre veo a todos como seres muy especiales.
Suerte.

Isabel Martins dijo...

Gracias Luna. Aunque sea una cantante de éxito, soy una persona normal y sé que sabes de eso. Un fuerte abrazo.

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