jueves, 30 de octubre de 2008

Una visión del futuro

Me gusta mucho hablar de mi vida y contar a todos lo que pasa conmigo. Hoy principalmente, en el año de 2040, que tengo mis nietos y siempre les cuento como era la vida algunos años atrás. Me gusta hablar del año de 2008, pues fue un año en que tuve mucho éxito en mi carrera de cantante.
La modernidad de hoy es tanta que, cuando pienso como eran las cosas antes, ni puedo comprender como vivimos hasta hoy sin tanta cosa a nuestro favor. Antiguamente, no había los Baby H.P. ni los aparatos de recoger energía como hay hoy. Lo desechable no era reciclado y la contaminación del aire era menor.
Las personas no se preocupaban por la situación del mundo y no cuidaban de él; en aquel tiempo llegué a pensar que en breve el mundo acabaría de tan mal que era tratado.
Los coches no volaban, Internet era sólo para las personas que tenían condiciones financieras para poder pagar por el servicio, los teléfonos móviles no permitían que se sintiera el olor de las cosas en el lado contrario de la línea, no era posible cambiar objetos por medio de la computadora, los electrodomésticos no hablaban con las dueñas de casa, los chicos iban a la escuela y las personas salían de casa para hacer compras y trabajar.
Todo era muy limitado si comparado con los parámetros de hoy, pero las personas intentaban descubrir siempre algo nuevo para facilitar la vida de todos. En la medicina, por ejemplo, fueran aprobadas, en algunos países, las investigaciones con las células-tronco, remedios nuevos fueron descubiertos y experimentados, tratamientos avanzados y curas también forman parte de ese pasado.
Creo que las personas hoy, en 2040, son muy egoístas y prejuiciosas, mientras que en los tiempos de mi juventud, en 2008, todas tenían más solidariedad y confianza.
El tiempo pasa y los cambios ocurren, yo sé, pero no quería tener que ver ciertas modificaciones que no hacen bien. La cultura, los hábitos alimentarios, la educación y el comportamiento sufren la influencia del tiempo, veo eso por medio de mis nietos, que hacen cosas que yo no hacía cuando niña, pero lo que resta a mí es entender que el tiempo pasa y los cambios son inevitables.

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